Estaban Galante recordó que su padre comenzó en 1934, con venta de carbón y leña. Un año después, el local de Liniers al 200 se convirtió en almacén de ramos generales.

“Tradicionalmente se usaba el despacho de bebidas y funcionaba con el ferrocarril. Este era un barrio ferroviario en su momento”, dijo Galante.

Además, comentó que al frente del almacén antes funcionaba la cancha del Club Alberdi y que los jugadores iban a refrescarse a la bomba de agua que tenía su padre en el patio.

Galante recordó que en sus comienzos se vendía toda la mercadería suelta y dijo que, con el paso del tiempo, el comercio se fue adaptando a los nuevos tiempos  y hoy es un pequeño supermercado que está a cargo de su hijo.

También dijo que junto a la venta de alimentos y otros productos estaba el despacho de bebidas, donde se concentraban los empleados del ferrocarril o quienes realizaban la descarga de los vagones.

Por otro lado, Galante dijo que la libreta o el fiado se terminaron antes de la hiperinflación en la década del 80.

“El tiempo de la libreta fue de mi padre, que llegó a tener 35 o 40 libretas y el 90 por ciento eran empleados ferroviarios. Se renegaba por ahí cuando a alguna de estas personas la mandaban a otra ciudad y quedaba pendiente ese pago”, contó.

Informe 16