Facundo Fernández, quien trabajaba en Garbarino, escribió una sentida carta abierta en medio de la grave situación que atraviesan por e cierre de la sucursal de Río Cuarto.
Fernández dijo a LV16 que su mensaje es el reflejo de lo que están viviendo 14 trabajadores y seguramente muchos más de otras sucursales del país.
Este lunes habrá una nueva audiencia en el Ministerio de Trabajo. Fernández insistió con que por el momento no cobraron el mes de marzo.
La carta de Facundo Fernández
Con todo el respeto del mundo:
Hace un mes que me cuesta dormir. Fui papá de Faustina justo cuando estábamos armando palets con mercadería porque nos íbamos a mudar a otro local. También me cuesta descansar, ya que la cabeza y el corazón no saben qué hacer para lograrlo desde que nos informaron que Garbarino+ cerraba sus puertas aquí en Río Cuarto, provincia de Córdoba.
Quiero decirle, Carlos, que analicé y pensé mucho si escribirle o no. Tuve miedo, rabia, indignación y muchos otros sentimientos que ahora no podría describirle, pero me animé porque ya no tengo nada por perder.
Mi nombre es Facundo Gabriel Fernández, legajo 16487; soy uno de los catorce empleados que disfrutábamos de representar ante muchísimos clientes lo que esta empresa tenía para ofrecerles a miles de personas que confiaban en nosotros y "Garba".
Perdone este gran atrevimiento, mis compañeros me han otorgado esta humilde posibilidad de ser su voz ante personas que se interesaron por nuestra situación. Ellos aluden a que tengo el don de la palabra y de la escritura por haber tenido la suerte de autopublicar mis libros, <>. Obviamente no soy un intelectual, ni nada que se asemeje, me caracterizo por escribir narrativa contemporánea, pero esto nada tiene que ver con mis historias repletas de ficción. Esto es real y duele.
De ante mano le pido perdón por si en esta carta hay errores, también les pido disculpas a quienes hacen de este arte, un hermoso viaje de encuentro con millones de lectores alrededor del mundo.
Le cuento que no vivo de mis libros, no sé si alguna vez podré hacerlo y no me puedo imaginar siquiera si mis obras serán un bet seller alguna vez. Escribo por amor y por pasión.
Mi mayor fuente de ingreso, y la única, era por mi labor en Garbarino y aquí quiero sumar a mis trece compañeros, que le aseguro, era el de ellos también.
Carlos, permitime tutearte. Me atrevo a hacerlo porque soy hincha de San Lorenzo al igual que vos. No te imaginás el orgullo que sentí cuando me enteré que ibas a ser el dueño de la empresa, me llené el pecho en el local, todos me felicitaban porque un cuervo nos iba a salvar de la debacle que se avecinaba. Ni hablar cuando se comentaba que el señor Moyano podría ser el otro posible comprador, en mi interior lo viví como un partido de fútbol. Rogaba que fueras, en verdad, nuestro héroe. Así lo vivimos todos, incluyendo a mis compañeros, hinchas de otros equipos.
Una vez que diste a conocer la noticia de que eras el número uno de Garba, empezaron de a poco a mejorar las cosas. Teníamos mercadería, si bien el tema de los sueldos fue un poco estresante, cumpliste; muchas veces pagándolo completo y otras veces en cuotas...
Después llegó la maldita pandemia, prometiste resguardar a los empleados y sus puestos de trabajo y si no me falla la memoria, lo cumpliste, si bien pagando el 76% en dos o tres veces, pero lo hiciste. Te cuento que la pasamos muy, muy, mal pero te comprendimos, juro que nos pusimos en tu lugar.
No cualquiera agarra un volcán a punto de estallar y se lo guarda en un bolsillo. Ojo, te ayudamos a mantenerlo en calma, danos cierto crédito en eso, lo soportamos casi por un año con un escaso sueldo.
Carlos, desde el primer día en que pusiste un pie en Garbarino CONFIAMOS en vos y, cuando nos dijeron que nos mudábamos a otro local, también lo hicimos y más aún cuando aseguraron que éramos una sucursal muy rentable.
Agrego a todo lo comentado en esta humilde carta que te entendemos en muchas cosas, pero no podemos comprenderte en muchas más y, estas últimas son más intensas y por lo que nos dice el mundo entero carecen de sustento legal.
Esta situación por la que estamos pasando muchos empleados de la empresa me hizo acordar cuando mis abuelos se tuvieron que hacer cargo de mis hermanas y de mí cuando niños. Mi nono salía a las cinco de la mañana a trabajar para ayudar a mis viejos porque no teníamos para comer. ¡Claro que te puedo entender! Pero no me pidas que te acompañemos en esta.
Te lo digo, porque después de lucharla, mi papá se quedó finalmente sin trabajo a la misma edad en la que yo me quedo hoy sin mi único ingreso. Actualmente me toca pasar por lo mismo que pasó mi padre, lo vi llorar, lo vi salir a pedir ayuda a amigos, a familiares; muchas veces nos dijo no tener hambre para que nosotros tres pudiéramos comer.
Te cuento Carlos, que a mi papá, de su trabajo, le pagaron los sueldos atrasados, lo indemnizaron y con eso se pudo comprar un Renault 12 y lo puso de Remis lo que nos permitió seguir estudiando y comiendo.
Mi mamá en esos momentos era empleada doméstica. ¡No sabés las casas que tenía que limpiar para que a nosotros no nos faltara nada! Sí, gracias a Dios tenían trabajo.
Vos te preguntarás para qué diablos me escribe este tipo. Te cuento que hoy estoy viviendo lo mismo, pero ahora el papá soy yo.
Tengo a tres hijos para alimentar, mandar al colegio y pagar su medicina en el caso que la necesiten. Te cuento que he trabajado de todo, estoy seguro que Dios es muy grande y no va a dejar que ni a mí, ni a mis compañeros nos falte trabajo, porque somos gente de bien y muy responsables. Seguramente como vos.
No te conozco, pero por ahí leí que antes eras un repartidor de pizzas, estoy seguro que me vas a entender.
Te pido perdón otra vez si con mis líneas sentís que soy un irresponsable e irrespetuoso. Juro que cuido cada palabra que escribo para no serlo.
Carlos, vimos mejorías, pero me parece que fueron un placebo, porque ahora todo se derrumbó. Queremos cobrar lo que nos corresponde, no pedimos nada raro ni fuera de lugar.
Está bien, aceptamos que no puedas abrir el local nuevamente. No quiero estar en tus zapatos, pero te juro y prometo que a vos no te gustaría estar en los nuestros.
No te enojes con nosotros y con el resto de los compañeros que están suspendidos o como estos catorce loquitos que aún creemos en Garbarino, inclusive quedándonos sin trabajo. Estamos luchando con dignidad por nuestros derechos laborales de más de diez años.
Creemos que vas a rever tu postura y nos van a pagar lo que nos corresponde.
Me despido con el mayor de los respetos, pero no me quiero olvidar de hacerte recordar que hoy nos toca a nosotros darle las respuestas a nuestros hijos, mismas respuestas que mi papá me tuvo que dar llorando".
Claudio | Perdon pero cuando cobraba su sueldo en cuarentena no decia nada, no ? Dice "cobrabamos el 76 % de nuestro sueldo, muy escaso". Te parece escaso un año sin trabajar y cobrar el 76 % de tu sueldo ? Bueno, ahora entendes como es emprender en este pais y que te cierren un negocio un año. Dos consejos (no se te ocurrio hacer algo en la cuarentena o estuviste viendo Netflix todo el dia ?). No se te ocurrio agarrar una bicicleta y laburar en Rappi o Glovo ? Los empleados deben entender que el dueño NO ADOPTA a una persona, simplemente tiene un empleado, y si la empresa cierra, LO SIENTO. Y que se quede tranquilo que la indemnizacion la va a cobrar, pq este pais esta hecho para reventar a las empresas.
11/04 - 15:29 hs
Ariel | Estimado facundo. Son empresas y empresarios. Ni usted ni yo ni nadie les interesa. Solo se fijan en las ventas y el valor de la acción. Aprenda lo. Aunque creo que ya es demasiado tarde
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