En la cárcel de Coronda, a 45 kilómetros al sur de esta capital, operaba una banda de presos que enviaban mensajes de texto haciéndose pasar por personal de empresas de telefonía celular. Los delincuentes prometían distintos premios, desde televisores hasta autos. Los supuestos beneficiados sólo debían depositar a cambio en la cuenta de un banco los gastos de envío, que iban desde los 200 hasta los 8 mil pesos.

La fiscalía logró desbaratar a la organización delictiva. Los investigadores descubrieron que los mensajes eran remitidos desde una celda de la cárcel de Coronda, mediante la aplicación de un software especial.

"En la cárcel hay un taller de radio que está pensado para la reinserción laboral de los internos, allí hay una computadora que se utilizó para realizar las maniobras, sospechamos que también se hacían dentro de las celdas", detalló Rubén Álvarez, titular de la Unidad de Delitos Económicos de Bahía Blanca, que intervino en el caso.

Los acusados por el delito de asociación ilícita fueron identificados como Gabriel Abramor, Marcelo Burgos y Federico Ramallo, este último sería el jefe de la banda y el que atendería los llamados de los usuarios para coordinar la entrega del premio. Los tres cumplen condenas por robo y homicidio. Trascendió que uno de ellos mató a su padre.


Fuente: La Nación