Alimentados por la palabra de Dios, sostenidos por la docencia ad honorem y las ganas de transformar la realidad. 

Denis Marchisio y Miriam Pisani fueron profesores de educación física en ese potrero, que era el patio de la escuela colectivo. Hoy, ambos viven en Cabrera. “Hasta hubo maestros que formaron parejas detrás de la misma aventura”, dijeron. 

La generación actual  de alumnos recibe los ecos de aquellos locos del colectivo.

Edith Winter y Rodolfo Florit hablan del “regalo de Dios”. La directora y el representante legal llegaron como  matrimonio de misioneros y la realidad los obligó a mucho más; los chicos del barrio no iban a la escuela. “El estado llegó varios años después” dijo Winter.