La calma y la catástrofe
Edición del 19 / 04 / 2024
                   
08/08/2019 12:40 hs

Con Nito Mestre y Pedro Aznar de invitados, Charly García volvió al Luna Park

Argentina - 08/08/2019 12:40 hs
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En el "palacio de los deportes" -donde no tocaba desde 2012- redondeó un show de veinte canciones en casi una hora y media, mezclando clásicos entre sus últimas páginas.

"Las cosas ya no son como las ves", soltó Charly García y apuntó con su índice derecho hacia el público, en línea paralela con la alfombra roja que lo condujo a su trono con respaldo Chester. Ni una butaca vacía y todo el mundo, hasta el silencio, hipnotizado por la delicada versión de "Canción de dos por tres". Sobre su último acorde dijo "muchas gracias, buenas noches". Iban exactos cuarenta y cinco minutos de show cuando Charly se levantó no sin dificultad del sillón, buscando la salida. Rápida de reflejos, Rosario Ortega -más una segunda voz que simple corista- corrió a atajarlo, le dijo algo al oído y lo convenció de que había que seguir.

Ahí vino la stoniana "El aguante" y, a su final, volvió a repetirse la escena con Ortega, aunque esta vez parecía en serio ya que el telón comenzaba a cerrarse: "No hay más presupuesto", bromeó García mientras la banda -Fabián "Zorrito" Quintiero en teclados, los chilenos Kiuge Hayashida, Toño Silva y Carlos González en guitarra, batería y bajo, respectivamente- apuró el inicio de "Rezo por vos". Con prepotencia rockera, sacaron adelante lo que hubiera sido un bache e hilaron "Demoliendo hoteles" y "Nos siguen pegando abajo", sin respiro, para redondear la primera hora de set y, ahora sí, correr el telón.

Las cosas habían comenzado con "Pepperland" (un incidental orquestal de The Beatles de "Yellow Submarine") sonando en loop como previa. De repente, aun con las luces prendidas y el público terminando de ingresar, el ambiente se agitó cuando se empezó a escuchar de a poco, nota por nota, el riff de "Instituciones" (Sui Generis) durante unos minutos. Alguien estaba afinando, tal vez un sonidista. Hasta que se escuchó esa voz inconfundible sobre el mic: "Vamos". La ovación le dio pie al comienzo formal del tema, mientras se revelaron las siluetas de Charly -era el de la guitarra, claro, rodeado por sus tres teclados y un teleprompter para refrescarle los versos- y Nito Mestre en el rol de cantante principal, acompañados por el grupo.

Así, "la torre de Tesla" -tal es el concepto del show de Charly del último año y medio, que incluye el subtítulo "O cómo dejé de preocuparme por el gobierno y amé la torre"- comenzó a emitir sus primeros rayos, siempre con el brazalete de "Say No More" atado.

La vuelta de Charly al Luna Park tras siete años sin tocar allí fue, desde el repertorio, bastante similar a lo que venía haciendo en las presentaciones del último tiempo, tanto en el Gran Rex como en el Coliseo. De la misma forma, las entradas volaron en muy poco tiempo, apenas tres horas.

Y allí estaba su público fiel, viendo la enésima versión de García, todavía con las secuelas de su operación de cadera y con modales lentos, pero de buen ánimo y a gusto con la convocatoria: "Muchas gracias por el cariño", le devolvió el "borombombóm, borombombóm" a la "banda de Say No More".

Para este show especial necesitó de cinco ensayos más uno final en el Luna Park, ocurrido solo 24 horas antes, que terminaron de poner a punto a una banda que es más funcional y sólida que brillante. De hecho, nada se luce más que las canciones en sí mismas. Casi no hay solos ni hay zapadas, lo que está bien al frente es la poesía y la música de García: las verdaderas estrellas de la noche, incluso por encima de sí mismo.

Y entre los clásicos más cantados, apareció el espacio para lo último de su catálogo: "La máquina de ser feliz", "Rivalidad" ("Dios bendiga la rivalidad", se reversionó en este tema que reivindica las "grietas" entre las personas), "Lluvia" y "Otro" ("Una canción inspirada en los castings"), todas de "Random" (2017). Que junto a la emotiva "King Kong" y la solitaria "In The City That Never Sleeps" -de Kill GIl (2010)-, figuraron al lado de glorias como "De mí", "Cerca de la revolución" -aquí volvió a agarrar la guitarra- y "Parte de la religión".

El comienzo del segundo acto trajo al otro invitado de la noche: Pedro Aznar, en bajo y voz, para una lectura intensa de "No llores por mí, Argentina", que revivió la energía y el espíritu de Serú Girán.

A su término, volvió Nito Mestre para "El día que apagaron la luz" ("Esta la escribí ayer", dijo Charly sobre uno de los temas que musicalizaron el regreso de Sui Generis en el 2000), ilustrado desde las pantallas con escenas de la película "Help!", de los Beatles.

La cinefilia de Charly aporta fotogramas de "Toro Salvaje", "Gothic", "Los productores" y "2001: Odisea en el Espacio" a las visuales. Incluso la apilada histórica de Diego Maradona ante Inglaterra sirvió para acentuar la frase "podés hacer un gol y podés llevar tu luna al cielo" contenida en "Yendo de la cama al living".

Pese a que el público pide más -siempre pide más-, quedaba energía para las últimas descargas de la torre de Tesla, en dos grandes versiones: primero hizo girar una bola espejada para iluminar la melancolía de "Ojos de videotape" y después soltó un tímido rayo intermitente para "Total interferencia", esa que fue compuesta a cuatro manos con Luis Alberto Spinetta.

"Chau", se limitó a decir Charly con la cortina ya corrida, mientras la banda estiraba la coda. La próxima será cuando García vuelva a tener ganas, volviendo en ley su divino capricho.

Fuente: Infobae

 

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