Una nueva revolución feminista ha nacido en Japón. La campaña se llama #KuToo y hace un juego de palabras con "kutsu" (zapato) y "kutsuu" (dolor) en una versión del celebérrimo eslogan #MeToo. Efectivamente, la revolución feminista japonesa ha empezado por los pies y consiste en una rebelión multitudinaria contra los tacones.

La idea partió de la actriz Yumi Ishikawa y ganó rápidamente el apoyo de más de 19.000 personas. Las militantes afirman que es casi imposible escapar a esos zapatos incómodos en el trabajo o incluso cuando se busca empleo.

"Hemos presentado un manifiesto reclamando una ley que prohíba a los empresarios obligar a las mujeres a llevar tacones: es discriminación sexual y constituye acoso", ha dicho Ishikawa a la prensa tras entrevistarse con responsables del Ministerio de Trabajo.

Ningún responsable del Ministerio ha reaccionado de momento a la solicitud.

Pero las redes sociales no entienden de solicitudes oficiales y un tuit de Ishikawa quejándose de la obligación de usar tacones para conseguir empleo en un hotel se ha hecho viral.

En 2017, la provincia canadiense de Columbia Británica prohibió a las empresas obligar a sus empleadas a usar tacones altos, calificando esta práctica de peligrosa y discriminatoria.