Tres meses antes de ser asesinado, Claudio Torres fue amenazado de muerte. Torres se lo dijo a la persona de más confianza que tenía, Gabriel Bossi, detenido en la causa de narcolavado.

Bossi acompañaba a Torres en sus viajes a Buenos Aires y dentro de la organización que investigó Gendarmería sería el encargado de fraccionar y acopiar los estupefacientes.

A Bossi le secuestraron por lo menos seis vehículos. Torres lo llamó el viernes 28 de setiembre para contarle que lo habían amenazado de muerte.

La información fue aportada por la Justicia Federal al fiscal provincial, Fernando Moine, que investiga el crimen ocurrido a mediados de enero pasado en barrio Fénix.

Los investigadores federales le proporcionaron su hipótesis del crimen: consideran que el asesinato podría ser parte de una línea superior a la organización de Torres.

Sin embargo, no hay elementos durante la investigación que mencionen a otros actores de alguna línea superior y la acusación termina con Torres y Rivarola como organizadores de la banda dedicada a lavar dinero proveniente del narcotráfico.

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