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21/02/2019 11:02 hs

Así es Hipocampo, la nueva luna 'enana' de Neptuno

Internacionales - 21/02/2019 11:02 hs
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La órbita que describe y su tamaño sugieren que fue el resultado de un impacto de meteorito.

En 1989 la sonda espacial Voyager-2 alcanzó las inmediaciones de Tritón, la luna más grande de Neptuno. Las fotografías que tomó a su paso revelaron seis satélites interiores, hasta entonces totalmente desconocidos. Treinta años después, este gigante helado, el planeta más lejano del Sistema Solar, continúa desvelando sus secretos: el miércoles la revistaNature publica los detalles de una séptima luna interior, Hipocampo, que eleva a 14 el número total de satélites de Neptuno. El hallazgo aporta, además, nuevas claves sobre los fenómenos que dieron origen al cortejo de astros que orbita a su alrededor.

La nueva luna, que ha sido bautizada con el nombre de una criatura marina de la mitología clásica, es la más pequeña de las que rodea Neptuno. Tiene un diámetro medio de unos 34 kilómetros y sigue una órbita de sólo 12.000, que discurre siempre cerca de Proteo, la mayor de esas seis lunas interiores descubiertas por la Voyager-2. "Nuestros resultados sugieren que Hipocampo es, en realidad, un antiguo fragmento de Proteo", escribe Mark Showalter, investigador del Instituto SETI en California y autor principal del artículo.

Sus descubridores señalan, asimismo, que la relación entre Hipocampo y Proteo es especialmente relevante, dado el papel que ambos objetos pudieron desempeñar en la creación del sistema orbital de Neptuno. De acuerdo con los autores, todos los satélites interiores pudieron haberse originado a partir de fragmentos de Proteo, que habrían salido despedidos tras el impacto de un gran cometa, lo que a su vez reforzaría la idea de que todas las lunas que rodean a Neptuno y Júpiter fueron moldeadas por numerosos choques cósmicos. En este sentido, el año pasado salieron a la luz doce nuevas lunas alrededor de Júpiter, incluyendo un extraño satélite con una órbita contraria a la rotación del planeta.

De hecho Proteo presenta en su superficie un enorme cráter llamado Pharos, un signo indicativo de que esta luna sufrió un gran impacto que estuvo cerca de destruirla. En el momento de la colisión habrían saltado al espacio gran número de escombros cósmicos, que quedaron flotando a su alrededor y dieron origen a nuevos astros. "Tanto Proteo como Hipocampo migran hacia afuera, debido a interacciones gravitacionales con Neptuno, pero Hipocampo se mueve mucho más lentamente, lo que sugiere que se encuentra mucho más cerca de la ubicación en la que se formó", explica Anne Verbiscer, profesora de Astronomía en la Universidad de Virginia, que apunta a esta circunstancia como prueba de que los dos cuerpos estaban mucho más juntos en el pasado.

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Cazadores de lunas

En el verano de 2013, el astrónomo Mark Showalter se encontraba estudiando las imágenes tomadas por el Telescopio Espacial Hubble del área interestelar cerca de Neptuno. Showalter escrutó los pequeños arcos del tenue sistema de anillos que rodean al gigante de hielo y fue uno de los primeros astrónomos en buscar más allá de estos segmentos. Al hacerlo, descubrió un pequeño punto blanco a más de 100.000 km del planeta y rápidamente se dio cuenta que ese punto, situado entre las órbitas de las lunas Larisa y Proteo, aparecía en más de 150 fotografías tomadas por el Hubble entre los años 2004 y 2009.

Ese verano se hizo un primer anuncio sobre el hallazgo de la nueva luna, pero ha hecho falta esperar hasta que imágenes obtenidas en 2016 hayan permitido confirmar sin género de dudas la existencia de Hipocampo, cuyos detalles aparecen ahora en Nature. El descubrimiento ha requerido de técnicas especiales de procesamiento de imágenes, que han permitido al equipo investigador monitorizar al mismo tiempo todos los satélites interiores de Neptuno, a pesar de las órbitas rápidas que describen algunos de ellos. "Tanto las lunas como los arcos orbitan muy rápidamente, así que hemos tenido que idear una forma de seguir su movimiento para identificar todos los detalles del sistema", explicó el astrónomo. "Es el mismo principio que un fotógrafo deportivo que sigue a un atleta en movimiento; el atleta se mantiene en el foco, pero el fondo se desdibuja".

Showalter lidera un equipo de investigadores especializados en encontrar pequeñas lunas usando imágenes de sondas espaciales y satélites en órbita alrededor de la Tierra, incluyendo el citado Hubble. Cuenta en su haber con el descubrimiento de Pan, una luna de Saturno, Mab y Cupido, de Urano, y Estigia y Cerbero, de Plutón. Tanto él como sus compañeros buscan activamente nuevas lunas cerca de los planetas más lejanos del Sistema Solar. Aunque en este caso, después del rastreo exhaustivo utilizando esta técnica de transformación y almacenamiento imágenes, los autores creen que ya no quedan nuevos satélites por descubrir en la órbita interna de Proteo, "al menos no de más de 24 km de diámetro".

El Mundo 

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