La calma y la catástrofe
Edición del 19 / 04 / 2024
                   
16/02/2019 10:16 hs

El FMI llegó inquieto por los "riesgos" políticos y se lleva fotos con la oposición

Argentina - 16/02/2019 10:16 hs
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Fue un primer sondeo con el PJ y con el kirchnerismo. Urtubey y Kicillof abrieron la agenda. Para la semana que viene está anotada la reunión con Lavagna. Massa, esta vez no fue de la partida: se había reunido con la misión del Fondo en noviembre.

Las reuniones del FMI con representantes de la oposición peronista no son breves: se vienen extendiendo por más de una hora y media, casi dos. Y seguirán. Juan Manuel Urtubey se ajustó a su perfil y habló de su visión de reformas institucionales y económicas. Axel Kicillofmostró un discurso duro y foto con rostro serio frente a sus sonrientes interlocutores, aunque no hizo ningún gesto de ruptura. Roberto Lavagna se encargó de aclarar que fue convocado y que no pidió la cita, agendada sin problemas para la semana próxima. Y Sergio Massa dejó trascender su explicación: esta vez no, porque ya estuvo con ellos en noviembre.

Todos cuidan las formas. Pero en conjunto, parece más de lo que podía esperar el propio Fondo cuando empezó a dar señales de su interés por hacer una exploración política justo en el arranque de la campaña, aprovechando la nueva visita a Buenos Aires, paso previo de evaluación para desembolsar más de 10.000 millones de dólares. El jefe de la misión para la Argentina, Roberto Cardarelli, y el representante del FMI en el país, Trevor Alleyne, combinaron así la revisión de cuentas con el Gobierno y los café que querían empezar a compartir con el PJ y si era posible, el kirchnerismo. Lo fue.

El dato no es menor, más allá de la lectura local en el arranque de la campaña. Ese, en todo caso, es un elemento que está en la superficie. En cambio, las citas que se vienen sucediendo no pueden ser leídas al margen de la inquietud que se encargó de hacer expresa el Fondo sobre lo que estará en juego este año, es decir, el turno presidencial.
Hace apenas tres semanas, el director del Hemisferio Occidental del FMI, Alejandro Werner, expuso que "siempre ha sido un riesgo considerable" un cambio significativo de política económica en los países emergentes. Dicho en la antesala de un proceso electoral, resultó un mensaje antes que una mirada conceptual y genérica. Las reuniones de estos días –la agenda técnica y también política- llegaron en ese contexto.
Conviene verlo así, sin exagerar. Son técnicos, algunos con cintura política –no sólo la necesaria para la carrera de funcionario en el organismo-, que deben evaluar los números y en particular algunas inquietudes que, según circula en medios económicos y empresariales, la proyección para este año que asoma difícil en todo sentido. La evaluación posterior, incluida la de los contactos con dirigentes por afuera del oficialismo, es parte de un juego que los trasciende.

La asistencia del Fondo a la Argentina, solicitada y vuelta a solicitar por el Gobierno en medio de los peores momentos de la crisis, fue en primer lugar una decisión política y económica global de Estados Unidos y los otros integrantes determinantes del Fondo, según interpretan analistas calificados. Se produjo en un marco internacional complejo, que afectaba especialmente a los países emergentes pero tenía estribaciones en economías más desarrolladas, entre otros factores de peso por la tensión entre Washington y Beijing. Y, según aquella mirada, no parecía razonable descuidar un temblor específico que pudiera "contagiar" a otros países.
Ahora, el primer y nada desdeñable trabajo de sondeo político en el lugar se produce en paralelo con la revisión de las metas comprometidas en los acuerdos. El listado de reuniones es extenso: funcionarios de Hacienda, la primera línea del Banco Central, y el ministro Rogelio Frigerio y su equipo -con foco en las provincias-, además de la Afip. Y también, el lunes, con el ministro de Economía de Buenos Aires, Hernán Lacunza.

Para la semana que viene también está prevista la reunión con Lavagna. El ex ministro todavía no confirmó si volverá a competir por la Presidencia. Dio mensajes y expuso qué intentaría hacer y qué no estaría dispuesto a pelear. Habló de un armado electoral con eje en el peronismo federal, pero más amplio, con aliados de origen radical y socialista. Aclaró que no está dispuesto a una interna en el PJ, es decir, con Massa, Urtubey, Miguel Angel Pichetto, según los anotados en esa franja. Historia abierta.

Lavagna, según dejó trascender, podría estirar el interrogante hasta abril. Ese sería un plazo político; el límite formal es junio, mes de la anotación de los candidatos. Como sea, para el FMI es un interlocutor de interés. Precandidato o no, se afirma en su paso por Economía y en sus posiciones "moderadas". Aún con algunos malestares por la pretensión de alinear a todos detrás de su candidatura y de ser coronado sin internas, el peronismo federal, dicen sus voceros, aspira a contarlo como figura central del armado propio.

Urtubey, en cambio, buscó sumar también esta imagen a la construcción de su candidatura. Recibió a los representantes del Fondo en la Casa de Salta. No habría eludido el tema espinoso de las "reformas estructurales" y habría ido más allá de las cuestiones exclusivamente económicas. Por ejemplo, la necesidad de modificaciones institucionales que en la práctica impongan, según su mirada, los acuerdos políticos. Por supuesto, hubo críticas al Gobierno, pero nada inquietante para el Fondo sobre el diagnóstico más global de la situación económica.

Kicillof, por supuesto, expresaba otra expectativa, empezando por sus visitantes. Más allá de la puesta en escena en su escritorio del Congreso, el ex ministro de Cristina Fernández de Kirchner era escuchado por lo que expresaba más allá de candidaturas. En rigor, es una especie de precandidato polifuncional, nacional, bonaerense, porteño. Importa más porque, en términos de imagen, parecía difícil la cita.

Sin embargo, estuvo dentro de lo previsible. Kicillof se encargó de difundir sus críticas duras al Gobierno y su cuestionamiento al modo en que fue cerrado el trato con el Fondo. Y sostuvo como presupuesto para cumplir los compromisos la necesidad de un programa económico sustentable, una manera de decir que el kirchnerismo no entrañaría peligro de default.

Massa, se ha dicho, estuvo reunido con los mismos representantes del FMI en noviembre. También fueron casi dos horas de diálogo y exposiciones, críticas sobre la economía, en compañía de los principales referentes legislativos de su frente. Hubo también contactos con jefes sindicales, cuestionados en medio de la interna cegetista.

Sondeos, por ahora, para completar el cuadro de la política local.

Fuente: Infobae

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