El padre Carlos Juncos, párroco de San Roque, se refirió a los constantes hechos de violencia en la ciudad y la participación del narcotráfico.

Juncos señaló que muchos jóvenes terminan viviendo en un mundo lleno de promesas que “parecieran muy alcanzables, vinculadas a la felicidad puesta en el consumo de elementos materiales, sensaciones, hasta incluso en familias que uno las ve desde afuera y parecieran modélicas y ejemplares”. “Hay una cierta sensación de malestar dentro de las familias porque hay distancia entre lo que aparenta y lo que es”, planteó el párroco.

En esas situaciones, “los chicos expresan ese desencaje con dolor, enojo y ahí aparece la violencia”.

A su vez, Juncos planteó que en barrios los carenciados, “los chicos se ven sometidos a discriminación, ofertas del mundo a la que ellos no pueden acceder” y donde las “brutalidades se dan con normalidad”. “Es difícil elaborar un proyecto de vida en ese contexto. La gente de barrios periféricos trabaja mucho y siempre por migajas. Eso también genera mucho dolor”, analizó.

Con respecto a la naturalización de la violencia y los últimos hechos violentos ocurridos en la ciudad, el sacerdote señaló que “el año pasado fueron diez y eso no nos deja tranquilos”.