"El silencio perdura donde cayó el avión": un guía revive la tragedia del Champaquí
- 26/06/2025 12:54 hs
COMPARTIR EN:
Adrián Martínez, guía de turismo habilitado de la provincia de Córdoba, comparte su experiencia en la montaña y revive uno de los hechos más estremecedores ocurridos en la zona: el accidente de la Fuerza Aérea Argentina en 1995. “Es un lugar sagrado”, asegura, y habla del respeto que impone la naturaleza en cada travesía. Escuchá la nota realizada por Natalia Reineri!
Natalia Reineri
Adrián Martínez, guía de montaña y prestador habilitado por la Agencia Córdoba Turismo, contó una historia atravesada por paisajes majestuosos, travesías exigentes y una memoria imborrable: la del accidente aéreo más trágico en la historia de Córdoba.
“Nosotros hacemos excursiones periódicas a la montaña, más que todo al Champaquí, que es lo que más nos piden”, cuenta Adrián a “Están todos invitados”. Entre sus rutas favoritas está una que sigue los pasos del pasado, hacia el sitio donde el 8 de noviembre de 1995 un avión Fokker de la Fuerza Aérea Argentina se estrelló en la Quebrada de la Irma, provocando la muerte de 52 personas.
“El avión impactó en el filo, lo que nosotros llamamos división de aguas, hacia el valle detrás de la sierra. Fue una noche de tormenta. Según me contaron los familiares, el avión venía de Rawson, hizo escala en San Luis, pero como Pajas Blancas estaba cerrado por niebla, lo derivaron a Río Cuarto... y ahí, nadie sabe bien qué pasó”, relata el guía, que ha llevado a muchos familiares al lugar del siniestro.
El acceso no es sencillo. La travesía puede hacerse a pie, en trekking, o en camioneta. “Hoy la hacemos caminando. Desde el camino Los Linderos hasta una bifurcación, ahí dejamos las camionetas y caminamos poco más de 9 kilómetros. Hay una cruz en la cima del cerro, y unos 100 metros más abajo, están los restos del avión”, describe. Las condiciones del terreno y el paso del tiempo han hecho que “cada vez haya menos partes visibles, porque es una pendiente muy pronunciada, como una heladera, y la misma lluvia va tapando todo”.
Pero más allá del dato histórico o del interés turístico, Adrián insiste en la importancia de la sensibilidad y el respeto: “Siempre digo que es un lugar sagrado. Cuando llegás, el silencio perdura. Es una sensación muy especial. La montaña, el cielo, las nubes... es como estar en el cielo con ellos”.
Amante de la naturaleza y la nieve, Adrián también comparte su pasión por otras actividades: cicloturismo, ascensos al Cerro Áspero, Cerro Negro, y paseos entre cascadas. “Nosotros lo planteamos como una experiencia integral: pedalear, caminar, pero también comer bien, disfrutar un buen cordero, unas pastas caseras en los refugios”.
La Sierra de Córdoba, advierte, es hermosa pero implacable. “Siempre les digo a todos: ténganle respeto. El clima es muy cambiante y por eso se producen extravíos. Pero con prudencia y responsabilidad, se puede disfrutar mucho”.
Orgulloso de sus raíces, Martínez se emociona cuando habla de su vínculo con el Champaquí. “Soy nacido y criado en esta zona, cuarta generación. Champaquí es como mi segunda casa. Si no estoy acá, estoy allá. Y si no respondo los mensajes, es porque estoy en el Champa”.