En abril de 1990, el transbordador espacial Discovery despegó con una misión histórica: poner en órbita el telescopio espacial Hubble y ofrecer, por primera vez, una mirada sin obstáculos al universo. El Hubble fue el primer gran telescopio colocado fuera de la atmósfera terrestre, lo que permitió captar imágenes nítidas del espacio profundo, libres de las distorsiones del aire.
Gracias al Hubble, los científicos han obtenido un conocimiento mucho más profundo del universo y han contemplado impresionantes imágenes de galaxias lejanas. Este telescopio espacial fue el primero en mostrarnos, con detalle y color, objetos que antes eran poco más que manchas borrosas: nebulosas, cúmulos, exoplanetas y agujeros negros. Más allá de su valor científico, el Hubble cambió nuestra manera de ver el universo, así como nuestra percepción del lugar que ocupamos en él.