Foto: SCOTLAND The Big Picture, NaturePL, Cordon Press
Bajo las frías aguas de las islas Shetland, en Escocia, una foca gris (Halichoerus grypus) se desliza con elegancia sobre un bosque submarino de kelp. Esta imagen no solo captura un momento de belleza natural, sino también un ejemplo de simbiosis entre especie y hábitat: foca y kelp forman parte de una red ecológica compleja donde cada especie cumple un papel esencial.
La foca gris es una excelente nadadora, capaz de recorrer largas distancias y sumergirse a grandes profundidades con una velocidad sorprendente. También es una visitante habitual de los bosques de kelp, jardines submarinos formados por grandes algas pardas que se balancean con las corrientes. Sin embargo, las focas no se alimentan del kelp: si se adentran en estos bosques es porque sirven de refugio a peces y crustáceos, de los que sí se alimentan. Además, también brindan protección a las focas frente a sus propios depredadores y a las tormentas marinas.