Muchos de estos desafíos también se retratan en producciones intensas, como
mejores filmes bélicos, que exploran el coraje, la ética y las consecuencias del conflicto. Con el auge de Internet y las redes sociales, el volumen de información que circula en línea ha aumentado exponencialmente y con ello surgen nuevos desafíos para mantener la seguridad. En un mundo donde los datos pueden interceptarse en segundos, proteger las fuentes y la información se ha convertido en una prioridad absoluta.
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El peligro invisible: ataques digitales contra periodistas
En 2022, el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) informó que cientos de periodistas en diferentes países habían experimentado intentos de piratería en sus dispositivos, a menudo patrocinados por gobiernos o grupos criminales. El peligro no está sólo en los ataques obvios, como el phishing y el malware, sino también en la vigilancia invisible. Correos electrónicos monitoreados, mensajes interceptados, llamadas intervenidas: cualquier desliz podría exponer una fuente confidencial.
Este no es el caso, pero nuestra tecnología para garantizar la estabilidad de los tornados es esencial. ¿Un ejemplo? A medida que nos volvemos más privados, también utilizamos VPN. Buenas VPN como
VeePN se cifran mediante una interfaz de usuario que prácticamente impresiona al usuario con sus traducciones. Para los periodistas de investigación, utilizar una VPN para conectarse a Internet es como utilizar una suscripción, especialmente para acceder a documentos confidenciales o comunicarse con textos almacenados a un precio seguro y asequible.
Pero la VPN por sí sola no es suficiente. Hay otros riesgos. Uno de los más alarmantes es el spyware, software espía capaz de infiltrarse en los dispositivos sin que el usuario se dé cuenta. Uno de los casos más emblemáticos fue el del Pegaso, un software espía utilizado para monitorear a periodistas y activistas de todo el mundo. En respuesta, herramientas como Signal, que ofrece cifrado de mensajes de extremo a extremo, han ganado prominencia entre los profesionales de los medios.
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Armas digitales: protección de la información y las fuentes
Para proteger los datos y las fuentes, los periodistas deben adoptar un conjunto de prácticas y herramientas. Los correos electrónicos habituales no son seguros, por lo que muchas redacciones han comenzado a utilizar servicios como ProtonMail, que ofrece cifrado avanzado. Las aplicaciones de mensajería como Signal o Wire son preferibles a WhatsApp, que ya ha tenido vulnerabilidades explotadas en ciberataques.
Además, el almacenamiento de información debe realizarse de forma segura. Los discos duros cifrados y los servicios de almacenamiento en la nube con seguridad mejorada, como Tresorit, evitan que se utilicen documentos en caso de piratería. Otra característica cada vez más utilizada es la autenticación de dos factores (2FA), que evita el acceso no autorizado incluso si una contraseña está comprometida.
¿Y qué pasa con las VPN? Sí, usaremos esta función, pero es relevante: se transmite vía IP. Mientras todavía estamos bajo investigación, los periodistas usan VPN
VeePN para bloquear y acceder a sitios web confidenciales. Si comparte información confidencial, la VPN hace que sea más fácil encontrar su información. De manera más anónima, es diferente en cómo seguimos invirtiendo o en cómo nos identificamos y guardamos silencio.
El futuro de la seguridad digital en el periodismo
El panorama de la seguridad digital cambia constantemente. Si, por un lado, los piratas informáticos desarrollan nuevas técnicas para invadir los sistemas, por otro, las empresas tecnológicas mejoran las herramientas para la protección de datos. Una innovación prometedora es el uso de blockchain en el periodismo. Con registros descentralizados y prácticamente inmutables, esta tecnología puede garantizar que terceros no alteren ni eliminen los documentos.
Además, ya se están utilizando sistemas de inteligencia artificial para detectar intentos de intrusión antes de que se produzcan. Las plataformas periodísticas están probando algoritmos capaces de identificar patrones de ataque y alertar a los periodistas sobre posibles amenazas. Otro avance es el crecimiento de la informática aislada, que mantiene los datos completamente desconectados de Internet, lo que permite ataques remotos.
Al fin y al cabo, la seguridad digital en el periodismo no es sólo una cuestión de tecnología: es un compromiso ético. Proteger las fuentes significa garantizar que la verdad siga saliendo a la luz. Y para ello, los periodistas deben estar siempre un paso por delante de los atacantes.