En la columna realizada por Natalia Reineri en el programa "La Vuelta del Perro", habló sobre historias de una joven de 34 años que se dedica de chica al campo.

"Me llamo Carolina Bonibardo y formamos parte del establecimiento El Triángulo", comenzó contando con orgullo quien es hoy una pieza clave en la actividad ganadera de su familia. Vive en el pueblo, pero todos los días se traslada al campo donde trabaja junto a su hermano. “Acá vive mi hermano con su señora, sus hijos, y yo vivo en el pueblo. Vengo todos los días a trabajar acá”.

Nacida en Sampacho, Carolina recordó con claridad su infancia en el campo, donde compartía los días con sus padres y abuelos paternos. Su vida rural comenzó temprano y se mantuvo firme: “Toda la vida viví en el campo hasta el 2017, que me hice la casa y me fui a vivir al pueblo”.

Su formación también estuvo ligada a su lugar: “Estoy en el colegio acá en Chaján, hice el jardín, la primaria y también la secundaria. Fui la tercera promoción del secundario de acá”. Desde pequeña, el amor por los caballos fue una constante: “Siempre anduve detrás de mi viejo y de mi hermano, molestándolos para que me sellaran un caballo. Creo que fue algo lindo de la infancia”.

La adolescencia de Carolina también transcurrió entre el estudio y el trabajo rural. Mientras cursaba el secundario por la tarde, a la mañana ya estaba en el campo: “Ayudaba a mi papá, criaba pollos ponedoras y sabía vender en el pueblo”.

Lejos de alejarse del entorno rural, su compromiso se intensificó con los años. Aunque intentó formarse a distancia en Administración Agraria, no le convenció: “Empecé en la Siglo XXI y no me gustó”. En 2009, cursó una diplomatura en Agronegocios en Río Cuarto, pero decidió continuar su vida en su pueblo.

Carolina es parte activa de la empresa familiar junto a su hermano, una continuidad generacional: “Somos parte de la tercera generación. Mi abuelo siempre estuvo con vacas madres, mi papá también, y desde 2014 estamos con mi hermano trabajando juntos”.

En 2019 sumaron una nueva actividad: la hotelería ganadera, un sistema en el que reciben animales de clientes para su engorde. “Hoy día contamos con alrededor de 1.300 cabezas encerradas”, detalla.

Su rutina es intensa y comienza bien temprano: “En verano arranco a las seis de la mañana para aprovechar la fresca y por los animales, cosa que hayan comido antes del calor”. El día no termina hasta bien entrada la noche: “En verano, hasta las nueve de la noche, todo esto de día”.

Aunque el trabajo es demandante, Carolina no lo cambiaría por nada: “Haciendo lo que a uno le gusta, todo es más fácil, y más trabajando en familia”. Siempre identificada con su esencia, resume con ternura: “De chiquita siempre con la boina, las alpargatas y las bombachas. Así, paisanita e impecable”.