La cocinera, que ya es madre de Nerolí, reflejó en sus sensaciones durante el embarazo y luego del nacimiento.
El 6 noviembre del año 2024, sin hacer mucha pompa y circunstancia, la cocinera Ximena Sáenz anunció en sus redes sociales que junto a Marian, su pareja, estaban esperando a su segunda hija, puesto que ya son padres de la pequeña Nerolí. Los meses pasaron, la hora de dar a luz se acercaba, sin embargo, la pequeña Nina, nombre que eligieron para la beba, se atrasó una semana.
En un posteo cargado de emoción, Ximena reflexionó a corazón abierto sobre esta llegada y foto por foto explicó lo que sentía en estos días, plagados de emociones. “¡Llegó Nina! La vida es mágica y misteriosa, pero lo solemos olvidar hasta que nace un bebé. Estamos viviendo los primeros días de nido con Marian y Nero muy felices y agradecidos“, comienza el extenso pie de foto que escribió la cocinera.
En la primera imagen se puede ver a la bebé durmiendo plácidamente en los brazos de su madre. La ex Cocineros Argentinos tituló a esta foto “Inteligencia natural”, y agregó: “Que este cuerpito se haya formado en mi panza mientras yo hacía otras cosas me sigue sorprendiendo más que los agentes de la inteligencia artificial”.
Durante los nueve meses que duró el embarazo, el miedo que la acompañó durante una gran parte del tiempo tenía que ver con su primera hija y no dudó en asegurar que ya no piensa lo mismo: “Mi primer miedo en el embarazo fue si podía querer tanto a otra hija como a la primera. Me dejé llevar por el saber popular que dice que el amor se multiplica. Compruebo que no hay nada más cierto. Se multiplica para felicidad de todos”.
Como suele pasar en estas publicaciones, el agradecimiento a los médicos no se dejó de lado, especialmente porque se trató de un parto sin intervención: “Esta bebita, su papá y su mamá estamos agradecidos porque nos acompañaron un obstetra y una partera muy amorosos con quienes logramos el parto en el agua y sin intervención que soñábamos. Tener un obstetra que te explica todo con amor, paciencia y sonrisa es algo que todas las mujeres que queremos ser mamás merecemos”.
En esta misma línea le dedicó unas palabras a la puericultora: “Gracias a la contención infinita de una puericultora que con muchísimo humor, paciencia y sororidad acompaña desde hace 7 años. Es clave estar preparados desde antes del nacimiento y ya contar con ese apoyo los primeros días del bebé para que todo se encause para ambos”.
Si bien ella es cocinera, llegar al hogar con un bebé recién nacido requiere toda la atención del mundo y es por eso que la hermana de Sáenz se tomó el trabajo de ponerse la alimentación de los primeros días al hombro: “Mandarle comida a una madre recién parida el día que vuelve de la clínica es el gesto de amor más grande que existe. Mandarle dos fuentes enormes de pastel de papas desde Monte Grande hasta CABA es un gesto más enorme aún y solo pudo hacerlo (por segunda vez) mi hermana a quien siempre voy a estar agradecida. Te quiero”.
“‘No se puede todo en la vida’ diría mi mamá. Nina se atrasó una semana y me perdí del casamiento de una de mis mejores amigas porque cayó casi en la misma fecha, pero lo pudimos ver por streaming (gracias a la genialidad de los novios) desde la cama en pijama y fue lindo ser parte. ¡Los quiero Cecilia y Manu!“, contó acerca de la intimidad del nacimiento del nuevo miembro de la familia.
La felicidad atraviesa las fotos y la jurado de El Gran Premio de la Cocina (El Trece) no dudó en hacérselo saber a sus seguidores: “¿Hay algo más lindo que dormir con un bebé de 3,4 kg arriba? La felicidad repentina. Perdón por no saber resumir. Me voy a seguir en esta burbuja de primeros días de amor. Volveré“.