Lunes con sabor a domingo, llueve y está ideal para tomar unos matecitos y leer. Hoy les traigo la historia de un cuadro que pinté en 23 de mayo del 2019. Un cuadro que en ese momento representaba esperanza y solidaridad, dos cosas que creo que siempre necesitamos recordar que existen.
¿Conoces a Paloma? Paloma fue diagnosticada de neuroblastoma infantil en 2018, con tan solo 2 años y 10 meses tenía un tipo de cáncer que afecta al cerebro y en el caso de Paloma también afectó su visión. La cura en Argentina era de un 30%, pero en Barcelona ese porcentaje aumentaba a un 80%, la familia de Paloma no dudó en querer viajar y la ciudad de Río Cuarto demostró una vez sus solidaridad.
El costo del tratamiento era superior a los 130 mil euros. Hubo rifas, donaciones, sorteos, se difundió un cbu, se vendió comida, toda la ciudad se puso en movimiento para recaudar los fondos y que Paloma pueda viajar a Barcelona. Cuando me enteré de la historia decidimos, junto a un conocido bar de la ciudad, hacer un arte en vivo y subastar el cuadro para sumar un granito de arena.
$5000 eso fue lo que logramos juntar. Realmente un granito de arena en los 130 mil euros que hacían falta. Pero el tema aquí no era cuánto, aunque admitamos que si era importante para viajar era lo que hacía falta, pero cada granito de arena representaba la solidaridad y la esperanza que aportaba la gente. Cuando alguien está enfermo en una familia es importante sentir el amor, la fe, la energía positiva, buena onda, abrazos, apoyo, como quieran llamarlo, eso que siempre suma y ayuda a transitar y curar el cuerpo y el alma.
El cuadro era una mujercita sentada en un corazón de mil colores. En su mirada se puede ver alegría y en los colores podemos vernos todos aportando aquello que podemos, mucho o poquito, pero sumando. Ese cuadro genero una conexión entre Pía, la mamá de Paloma y yo. Hice tazas, posavasos, termos y botellas con el diseño de Paloma Corazón y Pía se los regala a todos los que considera que merecen tener un poquito de la historia de Paloma en sus vidas.
Siempre seguí cada logro de la salud y vida de Paloma. Creo que todos lo hicimos. Paloma generó en la ciudad unión y esperanza. Cada prueba que ella superaba era una noticia y la celebrábamos como si fuera de nuestra familia. A veces era medio triste ver, quizás porque uno suele mirar con sus anteojos, nos cuesta quitarnos nuestra forma de ver el mundo, pero si logramos ponernos en el lugar del otro podremos comprobar que en Paloma no hay tristeza, no hay deseo de ver, porque a su forma ella puede conocer y descubrir el mundo y porque como dice ella “ya voy a ver”.
Hace poco lei un libro que decía que uno debería tener en la salud la misma fe que tiene al respirar. Creo que Paloma tiene esa fe. Ella cree en si misma. Y así fue que en 2021 el cáncer entró en remisión y Paloma lleva una vida feliz y plena. Una de sus últimas visitas a Río Cuarto nos juntamos a pintar. Y puedo decir que ella se transformó en mi artista preferida, porque puede pintar sin mirar, pinta con el corazón. Según los médicos no puede ver, pero su corazón recuerda cada color y logra pintar sonrisas en el papel y en la gente que la rodea.
Hoy su mamá escribió la historia en un libro titulado “efecto Paloma”, un libro que no se trata de lo que pasó sino de lo que se aprendió.