El director del emblemático coro polifónico Delfino Quirici, Julio Menéndez, se enfrenta a un desafío que pocos pueden imaginar. A lo largo de su carrera, ha llevado adelante una de las agrupaciones corales más prestigiosas de Argentina, famosa por su historia y su constante nivel artístico.

Menéndez habló con La Vuelta del Perro y dijo que: “no digo que nos estemos especializando, pero sí aprendiendo y contagiándonos de un clima musical que habitualmente no tenemos tan cerca”, comentó Menéndez, al referirse sobre el entorno colaborativo que ha surgido en el coro, una agrupación llena de músicos dedicados que comparten su pasión por la música coral. Para Menéndez, dirigir un coro de tan alto nivel no es una tarea sencilla: “Aceptar el desafío de estar al frente de un coro con tanta historia y nivel artístico es, sin duda, un gran compromiso”, admitió con humildad.

A pesar de los retos, Menéndez reconoció los avances tecnológicos que facilitan el aprendizaje y la creación musical. "El acceso a la información que nos ha brindado Internet ha sido un cambio fundamental", afirmó, al destacar plataformas como Petrucci, que permiten a los músicos acceder a partituras con facilidad. Esta revolución digital ha transformado la forma de aprender y perfeccionar repertorios, especialmente en la música coral y sinfónica, en donde la precisión y el conocimiento de las partituras son cruciales.

En la sexta edición del Festival del Otoño Polifónico, Menéndez dirige uno de los eventos más importantes y una de las presentaciones más esperadas del año.

El público podrá disfrutar de una de las obras más emblemáticas de la música coral: Carmina Burana de Carl Orff. El espectáculo reunirá al coro polifónico Delfino Quirici con el coro polifónico de Córdoba y un ensamble instrumental, en una performance que promete impresionar. “Cármina Burana es una obra con una fuerza impresionante, y su música se ha convertido en un ícono que ha marcado la historia de la música coral”, explicó Menéndez. El evento contará con la participación de más de 100 músicos sobre el escenario, creando una atmósfera única que se sumergirá al público en una experiencia sonora incomparable.

En cuanto a su rol como director, Menéndez es claro: "El trabajo más fuerte y potente lo tengo cuando preparo la obra, cuando intento unir las voces y los instrumentos. En el escenario, la clave es coordinar a más de 100 personas para que todo fluya de manera armónica”. La figura del director en un evento de tal magnitud no solo se limita a la dirección, sino que también implica una constante vigilancia para asegurar que todo funcione a la perfección. “La coordinación, la velocidad y la sincronización son esenciales. Y cuando algo sale mal, el director tiene que resolverlo al instante, de manera sutil, con gestos o indicaciones rápidas”.

La música, más que un arte, se convierte en una manera de conectar a las personas. Menéndez también destacó la importancia de compartir la música clásica con el público general, en un evento que mezcla géneros y pone en escena no solo lo académico, sino también lo popular. "Es necesario que la gente se acerque a este tipo de música, y el desafío es hacerlo de manera que resulte accesible para todos, incluso para aquellos que no están familiarizados con la música clásica.

Finalmente, cuando se le preguntó sobre su estilo como director, Menéndez dejó en claro que, si bien la norma dicta el uso de batuta en obras con orquesta, su preferencia es guiar con las manos cuando se trata de coros. "La batuta amplifica la señal, pero cuando el coro está solo, las manos son suficientes para mantener la conexión directa con los músicos", concluyó.

Esta noche, en el Festival del Otoño Polifónico el público será testigo de un espectáculo monumental, donde la música, la tecnología y el talento se fusionan bajo la batuta de Julio Menéndez, un director que, con pasión y dedicación, continúa llevando el legado del coro polifónico Delfino Quirici a nuevas alturas.
 
 
Informe16