Una de las grandes noticias del mundo del espectáculo en las últimas semanas fue el esperado retorno al amor de “Bennifer”, la glamurosa pareja que forman el actor Ben Affleck y la actriz y cantante Jennifer Lopez. Reencontrados después de más de 15 años de lo que fue una intensa relación, un casi-matrimonio y un corte en enero del 2004, la pareja ya compartió públicamente la resurrección de su amor.

Una pareja tan explosiva, sin embargo, sólo puede ser una inagotable atracción de flashes y atención para los medios del corazón. Por eso, la pareja decidió alquilar una gigantesca mansión en Miami, en la que esperan encontrar algo de la paz que es tan esquiva en el mundo de las revistas y el espectáculo. Allí parecen estar tranquilos, aunque cada tanto reciben las visitas insistentes de fotógrafos que llegan en pequeñas embarcaciones desde el canal marítimo al que da la propiedad.

El inmueble, ahora un nido de amor, es una propiedad de US$18 millones que pertenece a un reconocido diseñador de joyería, Paul Morelli, quien la compró en abril para alquilar a clientes adinerados. El alquiler, según cuenta el sitio House Beautiful, se consigue por unos US$130.000 mensuales. Por supuesto, la elevada cifra tiene una explicación.

Son dos pisos y 1000 metros cuadrados cubiertos en un terreno de más de 2500 metros cuadrados. El espacio, sin dudas, no es un problema, y la casa está más que preparada para recibir visitas: hay 11 habitaciones con 12 baños. El frente costero es de 30 metros de largo e incluye un muelle privado e infraestructura para embarcaciones.

Además, la mansión cuenta con gimnasio, pileta, jacuzzi y spa. El jardín trasero está especialmente diseñado y parquizado para tener la mayor privacidad posible, con áreas cubiertas y poca exposición a los transeúntes marítimos del canal.

La propiedad también tiene un garage con aire acondicionado que puede albergar hasta seis automóviles.
Un refugio de privacidad para relanzar un viejo amor, pero con todos los toques estelares y fabulosos propios de un actor de Hollywood y una estrella de los escenarios mundiales.

Fuente: La Nación