La primera dama viajó al Vaticano por la inauguración de la nueva sede de la fundación pontificia Scholas Occurrentes y le entregó al Papa el cáliz que se usó en la misa de Luján.
"Por supuesto esperamos que al primer lugar que vaya sea la Argentina", le dijo sonriente y algo nerviosa la flamante primera dama Fabiola Yáñez al papa Francisco. Fue durante el encuentro que tuvieron en el Vaticano, instantes después de entregarle como presente el cáliz que se usó el último domingo en la misa de Luján.
El pedido de Yáñez fue celebrado con risas de los presentes, entre ellos Francisco, quien se limitó a agradecerle por el obsequio.
"Este es el cáliz de la misa de la unión que significó tanto para nuestro país en este momento. Significa muchísimo la unidad de los argentinos en este momento", le dijo Yáñez al Papa.
La primera dama argentina se encontró este viernes con el sumo pontífice en el Vaticano, en el marco de la inauguración de la nueva sede de la fundación pontificia Scholas Occurrentes.
Yáñez, quien el jueves se había reunido en Roma con autoridades de la Oficina de Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO), participó desde las 16 hora local (12 de Argentina) del acto inaugural de las oficinas de la fundación creada por el pontífice en 2013.
Junto a Yañez estuvieron también presentes las primeras damas de Belice, Brasil, Colombia y Paraguay, y los dos directores mundiales de Scholas, los argentinos que trabajan con Jorge Bergoglio hace más de 20 años, José María del Corral y Enrique Palmeyro.
Por la mañana la primera dama ya había estado en las oficinas de Scholas y junto a las otras primeras damas participaron de una actividad con 20 jóvenes de la fundación pontificia, con quienes pintaron un mural.
Durante la inauguración de la sede, Bergoglio mantuvo un encuentro privado de cerca de 20 minutos con las primeras damas antes de encabezar el acto central en el salón principal de las oficinas, ubicadas en el tercer piso del primer cuerpo del Palazzo San Calisto del barrio Trastevere.
El Sumo Pontífice también recibió al empresario Eduardo Eurnekian, a quien le regaló un violín que en el frente lleva la insignia del Año de la Misericordia y en el dorso aparece inscripta su firma.