El Fondo Monetario Internacional (FMI) podría exigirle a Argentina $60 mil millones más, en función de ajuste fiscal. De esta forma, se superarían los montos expuestos en el Presupuesto 2019 y se incurriría en un gasto no previsto por el Gobierno.
Así se señala en el informe World Economic Outlook (WEO) del FMI. La razón sería la diferencia entre las proyecciones que manejan el ente internacional y el Gobierno Argentino. Para la entidad dirigida por Christine Lagarde, el PBI caería un 2,6% en el 2018, y un 1,6% en el 2019. Mientras tanto, en el proyecto de presupuesto enviado al Congreso, se proyecta una caída del PBI del 2,4% para este año, y sólo del 0,5% para el 2019. Es decir, desde lo establecido desde Argentina y lo que señala el FMI hay 1,1 puntos de diferencia. Si la producción cae, se necesitará un ajuste más profundo.
En el mismo Presupuesto se señalan los riesgos que corren al profundizarse la caída del PBI. "Una reducción de 1% en la tasa anual de variación del PBI en relación al escenario base utilizado para la proyección presupuestaria redundaría en una pérdida por impactos directos de 0,3% del PBI ($ 57.000 millones) en la recaudación de impuestos nacionales y de 0,2% del PBI ($ 32.000 millones) en los recursos tributarios de la Administración Pública Nacional", establece, en el capítulo “Riesgos fiscales”.
En relación al FMI, aclara que "un menor crecimiento económico no afectaría de forma directa los gastos primarios de la Administración Nacional. Sin embargo, en el marco del acuerdo stand-by vigente con el FMI, una desaceleración de la actividad económica con su posible impacto en el mercado laboral, podría implicar la posibilidad de incrementar el gasto social en 0,2% del PBI”.
Sin embargo, el Gobierno todavía tiene algunas posibilidades para evitar pagar este extra, aunque no serán bien recibidas por los argentinos. Una alta inflación y un aumento del dólar actuarían a su favor: cada punto adicional de inflación achica el déficit fiscal en casi $ 10.000 millones, porque incrementa la recaudación en mayor medida de que lo que aumenta el gasto público. Al contrario, si la inflación disminuye, el agujero fiscal aumenta.
Por otro lado, en cuanto al dólar, por cada 1% de suba del dólar por arriba de lo proyectado, la reducción del déficit fiscal sería de 1.200 millones de pesos: porque la mejora de la recaudación vía retenciones por la devaluación extra sería mayor que el aumento de gastos por subsidios energéticos principalmente, y en menor medida por subsidios al transporte.
Es decir que, si los resultados del FMI en cuanto al PBI se hacen realidad, la única solución, para no tener que pagar el extra señalado por la entidad internacional, sería si se aumenta la inflación y la divisa extranjera, para que se achique el ajuste fiscal.