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29/02/2016 12:15 hs

Los últimos refugios a salvo del depredador humano

Internacionales - 29/02/2016 12:15 hs
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En el documental 'Terra', Yann Arthus-Bertrand retrata la situación límite en la que viven los animales salvajes, recluidos en 'santuarios' para retrasar su extinción.

Cuando tenía 30 años, Yann Arthus-Bertrand (París, 1946) se marchó a Kenia con su esposa para vivir entre leones. Pasó tres años en la reserva natural Masái Mara estudiando el comportamiento de estos fascinantes felino que, según recuerda, fueron sus profesores de fotografía, pues fue durante ese viaje cuando decidió dedicarse profesionalmente a retratar la naturaleza. Cuarenta años después de aquella aventura, la situación del rey de la selva es tan preocupante que, según alertan los científicos, si continúa su declive al ritmo actual, dentro de pocos años sólo podremos verlos en los zoológicos.

El león es una de las especies salvajes cuyas poblaciones están viéndose mermadas debido, sobre todo, a la pérdida de su hábitat y a la caza furtiva. Son animales salvajes que entran en conflicto con el hombre cuando éste ocupa los territorios en los que viven, convirtiéndose en una amenaza el uno para el otro. En otras ocasiones, la ocupación del suelo con fines agrícolas desplaza a las especies, como le ha ocurrido al mono colobo, un pequeño primate que ha desaparecido de los bosques de Tanzania al ser transformado su hogar en plantaciones de té.

Por otro lado, más del 95% de los animales que hay en el mundo se destinan ya a la ganadería. «Nos estamos comiendo el planeta», sentencia Yann Arthus-Bertrand durante una entrevista con EL MUNDO. El fotógrafo, director de cine y activista ambiental francés ha visitado Madrid esta semana para presentar su nuevo documental, Terra, producido en colaboración con la firma de relojes Omega, que financia sus proyectos desde 2011.

La cinta recuerda, por ejemplo, cómo cada año se matan 60.000 millones de animales en todo el mundo para el consumo humano. Y la demanda va en aumento, no sólo para satisfacer a la creciente población -ya somos más de 7.000 millones de personas en todo el mundo-, sino para conseguir carne más barata y aumentar los beneficios de los productores. Las granjas, denuncia el fotógrafo, son ahora fábricas en las que los animales sufren y son engordados artificialmente a base de maíz y hormonas. Un proceso que comenzó en EEUU y se está extendiendo rápidamente por todo el mundo: «Es la mercantilización de la vida», denuncia.

Terra, narrado por Vanessa Paradis tanto en la versión francesa como en la española, retrata el sufrimiento de los animales destinados a la ganadería. Pero también la situación límite en la que viven las especies salvajes, muchas de las cuales han quedado recluidas en santuarios para evitar, o quizás sólo retrasar, su extinción. Son los últimos refugiados de la voracidad del hombre, convertido en el gran depredador. En 10.000 años, el Homo sapiens ha conseguido domesticar casi todas las especies. Las que aún viven en libertad son una excepción y se encuentran en reservas naturales como el Delta del Okavango, en Botswana. Son prácticamente los únicos lugares en los que el extraño es el hombre. Para Yann Arthus-Bertrand, estos santuarios de vida salvaje son «como un libro de Historia natural al aire libre».

Pero el conflicto por el espacio entre humanos y animales salvajes no se da sólo en África o en Asia: «En Francia nos pasa, y a ustedes también. En España, los lobos son como los leones de África. Son grandes depredadores y es imposible que puedan vivir entre los hombres. Si hay osos polares en el Polo Norte, es porque allí no vive nadie. E igual pasa con los elefantes de Botswana», señala el fotógrafo.

'Una revolución ética'

Arthus-Bertrand tiene claro que «se trata de un problema de civilización» y, por ello, aboga por transformar nuestra forma de vida como única forma de reconciliarnos con la naturaleza: «Necesitamos una revolución, que no va a ser política ni económica. Tiene que ser espiritual. Y no me refiero a la religión, sino a la ética y a la moral. Hay que cambiar la manera en la que vivimos», propone.

El filme podrá verse en Netflix a partir del 1 de mayo, aunque también estará disponible de forma gratuita para los educadores, centros de enseñanza o instituciones que deseen hacer proyecciones con fines educativos. Y es que, el objetivo de Terra, según señala su creador, es que abramos los ojos. «Es demasiado tarde para ser catastrofista o pesimista. Tenemos que actuar. Todos nosotros. Cada uno tiene que hacer su parte y decidir si quiere hacerlo o no», señala el fotógrafo, que en 2005 creó la Fundación GoodPlanet de la que forman parte, entre otros, la primatóloga Jane Goodall, una muy buena amiga suya sobre la que se deshace en elogios. «Es una mujer extraordinaria y humilde».

A lo largo de su carrera, el francés ha retratado especies amenazadas en todo el mundo. En Ruanda conoció, en 1985, a la primatóloga Dian Fossey y a sus famosos gorilas en la niebla, cuya vida fue plasmada en una película protagonizada por Sigourney Weaver: «Era una mujer difícil. Estuve con ella un par de días antes de que fuera asesinada. Me pidió que fotografiara a los gorilas para su estudio», recuerda.

En su opinión, «cada uno sabe bien lo que tiene que hacer» para vivir en armonía con el planeta, pero con frecuencia cerramos los ojos. «No queremos pensar en lo que pasará si no cambiamos nuestra forma de vida, aunque todos lo sabemos».

«Tenemos que cambiar todo el sistema, la forma en la que pensamos», señala Arthus-Bertrand, que admite que cambiar la civilización no va a ser fácil porque todo está pensado para que consumamos. «Tenemos que comprar todos los días y así se nos indica: Cuando abres un periódico, cuando ves la televisión, incluso cuando vas al aeropuerto, que es ya un centro comercial, lleno de tiendas. Todo el sistema está basado en comprar. Tenemos demasiado. Estoy hablando, por supuesto, de los países ricos, pero nosotros somos el modelo para los otros países. Ser más con menos. Esa es la clave», reflexiona.

El activista francés se muestra convencido de que ni los políticos ni ningún tratado van a solucionar el problema que tenemos con la Tierra. La pasada Cumbre del Clima de la ONU (COP21), celebrada en París, es la sexta a la que asiste, aunque en esta ocasión no ha estado muy involucrado en ella: «Esta vez los políticos hicieron su trabajo. Hicieron lo que pueden hacer y firmaron un acuerdo. Pero la COP21 no va a cambiar la civilización en absoluto. Francamente, me parece una manipulación. Es verdad que necesitamos esperanza y por eso necesitamos la COP21, pero llegar a acuerdos no es suficiente», señala Arthus-Bertrand, que procede de una familia de conocidos joyeros en Francia.

El director de cine acaba de estar en Vancouver, donde ha asistido a lasconferencias TED (Tecnología, Entretenimiento y Diseño), un foro de innovación en el que cada año se dan cita personajes relevantes de áreas diversas. Uno de los invitados este año ha sido el ex vicepresidente de EEUU Al Gore, que se mostró convencido de que el hombre vencerá la batalla contra el cambio climático:«El trabajo de los políticos es dar esperanza, hacer que la gente sueñe, decirles que van a ser más felices, que les van a bajar los impuestos», señala Arthus-Bertrand, al que Nicolas Sarkozy le propuso entrar en su Gobierno. No obstante, admite que Al Gore ayudó a poner en el punto de mira el cambio climático, «pues hace 15 años, no se hablaba de este asunto».

El activista, que se hizo vegetariano hace unos años y sugiere que todos comamos menos carne, es consciente de que no se puede escoger entre la protección de los animales y la alimentación del hombre, que es la principal razón por la que surgieron la agricultura y ganadería extensivas. Pero el sistema se ha pervertido. En su documental, un almacén de Denver atestado con objetos confiscados -miles de animales disecados y todo tipo de objetos fabricados con sus partes- simboliza la locura en la que estamos inmersos, según el fotógrafo.

«Vivir no es pensar en la muerte, pero la situación actual es como una muerte anunciada. Todo va muy rápido, pero podemos cambiar. La única respuesta es amar el planeta. Amar la vida. Puede parecer ridículo, pero no lo es. Mi película pretende fomentar el amor y empatía», señala Arthus-Bertrand que, al día siguiente del estreno de Terra, asistió a la proyección en el Instituto Francés de Madrid de otro de sus trabajos, Human, un documental que recopila imágenes y testimonios de ciudadanos de todo el mundo y reflexiona sobre la condición humana: «Terraes amor a la naturaleza y Human es amor a la Humanidad», resume.

Dice Yann Arthus-Bertrand que fue durante los años que vivió en Kenia cuando descubrió la belleza de la naturaleza. Y desde entonces, «la llamada de la belleza» ha centrado su trabajo. Una belleza que inunda Terra. Porque hay una belleza que no sorprende, como la de la paleta de rojos y naranjas de la lava que escupe un volcán islandés durante una violenta erupción, la elegancia de un lobo caminando por un paisaje nevado o el trote de los caballos salvajes por las llanuras de Mongolia. Pero también hay una belleza inesperada, como la de la explosión de colores de un hongo y hasta la del desguace de los barcos industriales.

Lo que propone el fotógrafo es que «volvamos a vivir en armonía» con el resto de especies para evitar nuestra propia extinción: «Un viaje para reconciliarnos con la Naturaleza».

El Mundo 

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