La calma y la catástrofe
Edición del 19 / 04 / 2024
                   
29/04/2017 10:36 hs

"El único extremismo que se permite es el de la caridad", clamó el Papa en su única misa en Egipto

Internacionales - 29/04/2017 10:36 hs
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En un clima de estado de sitio, con máximas medidas de seguridad, Francisco celebró una homilía ante 15.000 personas en las afueras de El Cairo.

Perros, detectores de metales, drones, helicópteros revoloteando en el cielo, rollos de alambre de púa en la entrada, miltares de la temida guardia republicana con pasamontañas y armados hasta los dientes. En este clima de estado de sitio, con máximas medidas de seguridad -a los 15.000 presentes se les impidió entrar con su teléfono celular-, el papa Francisco celebró hoy su única misa de este viaje de 27 horas en Egipto -que concluirá esta tarde-, en la que envió un mensaje de aliento a la ínfima minoría católica de este país, el 0,31 por ciento de los 90 millones de habitantes del país, la mayoría, musulmanes.

"El único extremismo que se permite a los creyentes es el de la caridad", recordó el Papa en su homilía, en la que llamó a los católicos a no tener miedo de "amar a todos, amigos y enemigos" y a tener el valor de perdonar a quienes los ofenden.

Así como la copta ortodoxa (10% de la población), la minoría católica (unas 200.000 personas,) vive momentos más que difíciles: víctima de ataques terroristas, se siente maltratada y perseguida por el fundamentalismo islámico y en las últimas décadas se vio obligada a un verdadero éxodo desde todo Medio Oriente.

En una jornada de sol impiadoso y calor -el termómetro marcó 30 grados-, Francisco habló así desde un altar montado en un estadio militar en las afueras de El Cairo. Aunque al principio la celebración iba a ser en otra cancha, por motivos de seguridad las autoridades locales -virtualmente en guerra con el terrorismo-, decidieron que la misa fuera en el estadio militar de la "Defensa Aérea", que se levanta en una zona desértica, a 15 kilómetros de El Cairo. Para llegar hasta allí, los fieles debieron tomar vigiladísimos autobuses a la madrugada y llegar varias horas antes de que comenzara la misa. Esperaron rezando y cantando. Decenas de scouts repartían botellitas de agua, banderitas del Vaticano y de Egipto, gorras y chales con la imagen del Papa y el logo de la visita, "Papa de paz en un Egipto de paz", indispensables para soportar el sol.

"De nada sirve rezar si nuestra oración que se dirige a Dios no se transforma en amor hacia el hermano", dijo Francisco en un sermón que era traducido simultáneamente al árabe por un sacerdote egipcio.

Cuando llegó al estadio militar -tristemente célebre porque en 2015 hubo un enfrentamiento entre hinchas y policías que dejó 25 muertos-, estalló una fiesta entre la multitud, entre la que también había dos obispos coptos ortodoxos y varios líderes anglicanos y protestantes. Una bandera argentina se destacaba en una parte de las gradas. Entonces, el Papa dio una vueltas en un carrito de golf, mientras un coro entonaba el festivo aleluya. "Para Dios, es mejor no creer que ser un falso creyente, un hipócrita", recordó Francisco.

El pontífice destacó: "La verdadera fe es la que nos hace más caritativos, más misericordiosos, más honestos y más humanos; es la que anima los corazones para llevarlos a amar a todos gratuitamente, sin distinción y sin preferencias".

"La verdadera fe es la que nos hace ver al otro no como a un enemigo para derrotar, sino como a un hermano para amar, servir y ayudar; es la que nos lleva a difundir, a defender y a vivir la cultura del encuentro, del diálogo, del respeto y de la fraternidad; nos da la valentía de perdonar a quien nos ha ofendido, de ayudar a quien ha caído; a vestir al desnudo; a dar de comer al que tiene hambre, a visitar al encarcelado; a ayudar a los huérfanos; a dar de beber al sediento; a socorrer a los ancianos y a los necesitados", afirmó.
"Queridos hermanos y hermanas: a Dios sólo le agrada la fe profesada con la vida, porque el único extremismo que se permite a los creyentes es el de la caridad. Cualquier otro extremismo no viene de Dios y no le agrada", clamó.

Finalmente, llamó a "no tener miedo a amar a todos, amigos y enemigos, porque el amor es la fuerza y el tesoro del creyente". Y concluyó pidiendo que la Virgen María y la Sagrada Familia, que vivieron en la tierra del Nilo, ilumine al "amado Egipto".

Fuente: La Nación

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