La calma y la catástrofe
Edición del 19 / 04 / 2024
                   
05/04/2017 08:11 hs

"Podremos parar el envejecimiento con una sola inyección"

- 05/04/2017 08:11 hs
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Aubrey de Grey no es un gurú de las redes sociales. Apenas escribe uno o dos mensajes al mes en Twitter. Pero el pasado 19 de marzo, el día de la muerte del rey del rock and roll, De Grey encadenó una serie de citas de grandes estrellas de la escena musical para elogiar al autor de Johnny B. Goode. La serie terminaba con algo que sonaba casi a disculpa: «Descansa en paz, Chuck Berry. No he sido suficientemente rápido para ti y para muchos otros. Estoy dando lo mejor de mí mismo».

Su aspecto físico, su larga coleta de pelo ya cano -nació en Londres hace 53 años- y una barba que roza su ombligo harían a cualquiera prejuzgar que estamos precisamente ante una estrella del rock antes que ante uno de los mejores científicos del mundo en el campo del envejecimiento. Pero su trabajo llevó a este investigador, criado en la Universidad de Cambridge (Reino Unido) y que vive a caballo entre el centro que dirige en California -el SENS- y la que es su casa en la ciudad británica, a firmar hace 15 años en la revista Annals of the New York Academy of Sciences uno de los trabajos seminales en la materia en el que aseguraba que «el fin del envejecimiento está ya a la vista».

Desde entonces, es la cabeza visible de la «cruzada contra los efectos del paso del tiempo» y ha llenado páginas y espacios televisivos en medio mundo asegurando que el ser humano podrá ser eterno, vivir 1.000 años gozando de buena salud. De Grey es uno de los autores de El próximo paso: la vida exponencial, editado por Open Mind de BBVA y que puede descargarse de forma gratuita en su versión para e-book o en pdf en su página web. Su presentación le traerá a España el próximo día 6 de abril, pero EL MUNDO ha conversado con él antes de su visita. La conversación con este visionario que puede tener la llave para cambiar el mundo se produce por videoconferencia desde su casa de Cambridge.

Llegó usted tarde para Chuck Berry... ¿Cuánto tiempo más necesita?

Lo que ocurre con cualquier tecnología pionera es que nunca sabes cuánto tiempo se tardará en que esté lista para su uso. Leonardo da Vinci trató de inventar los aviones en el siglo XV y tardó más de 400 años en ocurrir. Pero también tenemos el ejemplo del Go, un juego muy complicado procedente de Japón. Hasta el año pasado todo el mundo creía que los ordenadores no vencerían al ser humano jugando a este juego hasta dentro de más de 10 o 15 años. Y ocurrió: ¡Bang! Sencillamente, no sabemos cuándo ocurrirá. Pero, tenemos que dar el máximo para hacer que ocurra lo antes posible.

Es una tecnología disrruptiva...

Exactamente. Hay que ser creativo, identificar nuevas maneras de atacar viejos problemas.

¿Podremos algún día hablar del fin de la muerte?

No creo que sea útil hablar del fin de la muerte. De lo que podemos hablar es del final del envejecimiento. Nosotros no trabajamos parando gente que va a ser atropellada por camiones o evitando que los asteroides choquen con la Tierra. Yo sí trabajo en la causa particular de la muerte que más gente mata hoy en día... Sí, podemos hablar de vencer a ese punto de la vida en el que la gente muere sólo porque nació hace mucho tiempo.

¿Hay algo que la gente pueda hacer ahora mismo para detener el envejecimiento?

Sí, hay cosas que se pueden hacer ahora mismo, pero, en primer lugar, son cosas muy aburridas, hábitos que todo el mundo conoce: no fumes, no tengas un sobrepeso excesivo, consume una dieta equilibrada... cosas así. Y, en segundo lugar, no hacen demasiado. Pueden darte uno o dos años de vida sana adicional. Que no se me malinterprete, esto es mejor que nada. Pero el beneficio real de ganar un año o dos de vida sin enfermedades no es ese año o dos extra. El beneficio real es el aumento de probabilidades de vivir lo suficiente como para beneficiarte de las tecnologías que podrán detener el envejecimiento de verdad. Es decir, de sobrevivir el tiempo que necesitan estas tecnologías para hacerse realidad.

¿Qué ciencia hay detrás de su lucha contra la edad?

Hay muchísima ciencia. Y tiene que ser mucha, porque el envejecimiento es muy complicado. Hay demasiadas cosas que pueden ir mal durante la vida. Daños que el propio cuerpo humano se produce a sí mismo como consecuencia de su funcionamiento normal. Y todos esos daños tienen que ser reparados. Y tienen que ser reparados por completo, porque si sólo reparas la mitad de ellos, la otra mitad te matará igualmente en algún momento.

Y, ¿cuál es el objetivo?

Mantenernos en buen estado de forma hasta el día que muramos. Pero hay una forma mejor de decirlo. Es permanecer útil, mental y físicamente. El objetivo es tener la misma funcionalidad que tiene un adulto joven normalmente.

¿Y la estrategia que seguirá?

Necesitamos usar la clásica divide y vencerás. Lograr una batería de terapias de reparación que reduzcan la edad del cuerpo de diferentes maneras. Y el objetivo es hacer que esa batería sea lo suficientemente amplia como para no dejar que nada se le escape, que no queden muchos deterioros celulares que puedan seguir acumulándose.

¿Reparar el ADN?

No sólo el ADN. Necesitamos reparar los daños en el cuerpo entero. Hay daños que se producen en el ADN y hay otros que se producen en otras partes de la célula o en los espacios entre ellas. Y también hay hay daños causados sólo porque las células se mueren y el cuerpo no es capaz de sustituirlas.

Lograr esto con un organismo pequeño de laboratorio es un reto, pero llegar a hacerlo con un ser humano completo... ¿De verdad está al alcance de la mano?

Es sencillo crearse una idea errónea sobre la dificultad relativa de lograr este objetivo en diferentes organismos. Tenemos técnicas que pueden ser usadas ya en humanos y que no funcionan en organismos más pequeños. Por ejemplo, las terapias con células madre... No las puedes usar células madre en un gusano, es demasiado pequeño, e implica cirugía, no puedes operar a un gusano. Hay muchos ejemplos como éste, en el que es más sencillo aplicar técnicas a una persona que a una mosca de la fruta.
¿Habrá una pastilla que nos tomemos a la hora de la cena y que nos mantenga jóvenes?

Si llegamos a ese punto, quizá no con pastillas, pero sí podremos detener el envejecimiento con una inyección. En la medicina moderna la mayoría de las inyecciones son para un único propósito. En el caso de la tecnología en la que estamos trabajando tratamos de arreglar varias cosas al mismo tiempo. Queremos diseñar una sola inyección que pueda reparar cientos de cosas todas al mismo tiempo.

En las fases tempranas tendrá un precio prohibitivo para la mayoría, pero ¿estas inyecciones estarán al acceso de los servicios públicos de salud?

Estarán al alcance de todo el mundo con absoluta certeza, independientemente de si pueden o no pagar por ellas. Y la razón de tal certeza es porque estas terapias se van a pagar a sí mismas. En otras palabras, estas terapias evitarán que nos gastemos la enorme cantidad de dinero que nos gastamos hoy en día manteniendo viva a toda la gente enferma. En cualquier país desarrollado hay un gasto enorme en este tipo de terapias, que alcanza alrededor del 90% del presupuesto médico total. Es una cantidad increíble de dinero que no nos tendríamos que gastar si la gente no se hubiera puesto enferma primero. Pero este no es el aspecto económico más importante. La clave va mucho más allá. El beneficio real es que el enfermo podrá seguir contribuyendo al bien de la sociedad por mucho más tiempo y que los hijos de esa persona podrán ser mucho más productivos porque no tendrán que emplear tiempo cuidando de su padre enfermo... estos efectos indirectos son los que realmente cambiarán el mundo.

¿Será más barato aplicar tecnologías contra el envejecimiento a más de 7.000 millones de personas que el gasto en salud pública para abordar enfermedades relacionadas con la edad?

Desde luego. Será mucho más barato. Pero, sin embargo, has tenido que hacer esa pregunta. Y la razón por la cual me haces esa pregunta es porque la gente no ha pensado aún en esto a largo plazo. Es necesario anticiparse a la llegada de estas tecnologías. Lo que realmente funcionaría es que hoy y en los próximos años los gobiernos y otras instituciones financieras pusieran dinero de verdad en inversiones relacionadas con esto: construir centros de investigación, entrenar al personal médico... Y cuando estas terapias lleguen a la calle estar seguros de que podemos ir desde cero hasta infinito muy rápido. Si no nos preparamos ahora, tendremos un desfase, un periodo de tiempo en el que estas terapias realmente sean muy caras y sólo disponibles para un número muy pequeño de gente. Tenemos que asegurarnos de que estas terapias no tarden cinco años en llegar a la mayoría, necesitamos que sea en cinco minutos.

¡Atrévase! Aventure un plazo de tiempo en el que estas terapias pueden estar al alcance de nosotros dos...

Puede ocurrir en cualquier momento. Puede tardar diez veces más de lo que yo te diga o diez veces menos. Es un terreno tremendamente especulativo. Cuando me levanto por la mañana, lo que me saca de la cama no es el sentimiento de que mi trabajo va a incrementar mis propias probabilidades de vivir con salud por más tiempo. Lo que me saca de la cama es el imperativo humanitario, que cada día que yo pueda acelerar la derrota del envejecimiento salva 100.000 vidas.

El aumento de la esperanza de vida nos ha traído también un aumento de las enfermedades neurodegenerativas, como el Parkinson o el Alzheimer. ¿Puede haber efectos inesperados de este tipo si aumentamos el tiempo de vida?

Uno de los mayores errores que la gente comete cuando piensan en el envejecimiento es la visión de que el fenómeno del envejecimiento como algo distinto a las enfermedades de la vejez, ya sea Alzheimer o ateroesclerosis u osteoporosis... Lo separamos todo y lo englobamos todo en una misma cosa llamada envejecimiento. Esto no es verdad, esto es completamente erróneo. Todas estas enfermedades están terriblemente ligadas unas a otras. Si podemos realmente plantar cara al daño causado por nuestro propio cuerpo y acumulado durante toda la vida, entonces sí, seremos capaces de prevenir la aparición de todas esas enfermedades, lo llamemos como lo llamemos. Pero estás en lo cierto, las enfermedades neurodegenerativas tienen una prevalencia mucho mayor en las últimas décadas. Y la razón es porque hemos tenido éxito en la lucha contra otras cosas. Y aún hoy en día podríamos bromear diciendo que la mejor manera de luchar contra el Alzhéimer es matar a todo aquel que trabaje en la lucha contra las enfermedades cardiovasculares.

¿Hay alguna experiencia personal que le haya llevado a esta cruzada contra el envejecimiento?

Para mi es muy muy sencillo. El envejecimiento provoca sufrimiento. Y no hablamos de algo insignificante, causa más sufrimiento que cualquier otra cosa en el mundo. Estamos muy preocupados por el terrorismo, por el cambio climático y cosas así. Pero el envejecimiento causa mucho, mucho, mucho más sufrimiento que ninguna otra cosa. Y no sólo en el mundo industrializado. Incluso ahora, no hay ningún país en todo el mundo que tenga una esperanza de vida por debajo de 50 años. Incluso en los países más pobres del mundo en desarrollo, el envejecimiento es un problema enorme.

El mundo que usted presenta con el aumento de la esperanza de vida y del bienestar hasta edad avanzada puede cambiar por completo lo que conocemos hoy en día...

Pienso en esto todo el tiempo... Estas cuestiones tienen que tratarse de forma muy seria. No son preguntas estúpidas. Pero lo que sí es estúpido es la forma en que la mayoría de la gente afronta estas preguntas. Y lo hace de forma errónea por miedo. Es preferible no pensar en ese futuro para no tener que hacerte preguntas cuyas respuestas te aterran. Pero claro que hay que pensar en la población mundial, en cómo pagaremos las pensiones. Y las respuestas vienen de la mano de la aceptación de que hay otras tecnologías que vienen junto con ésta. Hablo de la automatización, del uso de tecnologías renovables menos contaminantes para reducir la contaminación, la carne artificial, la desalinización... Estas cosas también tienen que ser tenidas en cuenta.

¿Le aterra la enormidad del reto?

¿Te refieres a si me da miedo tener la responsabilidad de ser la cabeza visible de la cruzada más importante del mundo? Por supuesto que me aterra. Tengo una enorme responsabilidad, pero también es un gran privilegio estar en esta posición desde la que puedo hacer un mundo diferente. Es donde siempre he querido estar.

Fuente: El Mundo

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