Pareciera que mirar unos pocos años adelante se convierte en un relato de ciencia ficción sin embargo la vorágine de los cambios tecnológicos, sociales y culturales se ha incrementado a una tasa nunca antes vista. La velocidad de nuestras sociedades va en incremento con relación a la de nuestros padres o a la de nosotros mismos. Basta con mirar la revolución de las telecomunicaciones en los últimos años.

Los próximos diez años en materia de tecnología, industria y comunicaciones nos desarrollaremos más que en los últimos cien, es una nueva revolución industrial, y tenemos el privilegio de ser los protagonistas principales.

Esta revolución no será de chimeneas y grandes fábricas como en el clásico filme de Chaplin “Tiempos Modernos”, sino una revolución del conocimiento, competencias humanas y aprovechamiento responsable de los recursos.

A pesar del enfrentamiento de la dicotomía campo-ciudad se ha logrado un consenso social sobre una mirada de desarrollo de nuestra región, fomentando la ventaja competitiva de la agroindustria que potencia cadenas de valor, desarrollo urbano, buenos salarios, empleos de calidad y desarrollo sostenible.

Por lo tanto, la industria de hoy nos desafía a innovar. Las empresas que deseen perdurar en el tiempo e incrementar sus capacidades no pueden dejar de invertir en recursos humanos que piensen y desarrollen nuevos productos y servicios para una sociedad que consumirá de manera responsable y global.

Si bien estas características no describen necesariamente a la PyME argentina, el empresario por necesidad y visión para  subsistir a los ciclos económicos, la apertura de mercados y un entorno con incertidumbre está pensando cómo llevar su expertiz y producción al siglo XXI.

También al futuro hay que llevar el diseño urbano, la educación, las ciudades y las políticas públicas. Clave del nuevo desarrollo industrial es la sustentabilidad y la eficiencia energética.

En un mundo que está en crisis con el cambio climático, que produce más de los que pude consumir y donde hay un agotamiento de los recursos naturales la industria con base en el petróleo tiene fecha de caducidad.

Es uno de los desafíos de hace años la eficiencia energética y hay mucho para seguir desarrollando, serán nuestros hijos o nietos, los que lleguen optimizar la energía desde el consumo a la generación de la misma. Debemos ponernos en marcha desde todos los lugares posibles.

El espíritu industrial implica la aplicación y la laboriosidad asumiendo el riesgo de lo incierto para construir, aplicar, organizar, fabricar.

Esa es la solución y el ingenio que nos pueden llevar a ser una ciudad de alto perfil productivo.

Es sorprendente como se viene desarrollando el nicho de las energías renovables y como regionalmente se le puede dar respuesta en distintos niveles con proyectos energéticos desde soluciones domiciliarias hasta proyectos de biocombustibles.

El desarrollo, el impulso que dan estos emprendimientos a la región crea una verdadera cadena de valor donde se van fortaleciendo los proveedores y se genera un tejido industrial desde el diseño, la producción metal mecánica y los servicios de montaje o mantenimiento.

Para potenciar oferentes y demandantes locales con genuino desarrollo económico regional y en clave agro-industrial se forman experiencias de mercado como “La primera ronda de negocios” de energías renovables de Córdoba apostando a la eficiencia energética, el desarrollo de proveedores y un fortaleciendo de las relaciones comerciales.

Así se posiciona en la escena nuestra ciudad con una gran cantidad de proveedores que nos permitiría soñar con pensar estrategias de desarrollo de corredores productivos de energías renovables donde el sur sea una plaza dinámica y potente.
 
Ricardo D. Gianni
Coordinador Cámara Industriales Metalúrgicos