El Gobierno llega al lunes con números claros y fuertes: por lo menos conseguirá quórum con 145 diputados y no menos de 140 serán los votos positivos al momento de votar la ley.

Esas son las cifras que maneja la Casa Rosada y el interbloque de Cambiemos para enfrentar este lunes un complejo desafío: manejar la calle, lograr conducir la sesión parlamentaria, conseguir el quórum, aprobar la ley previsional y convencer a todos que el bono que saldrá por decreto es suficientemente bueno.

El objetivo, múltiple, parece sencillo, casi elemental, pero el jueves pasado no se consiguió. En efecto, hasta el jueves por la mañana, la Casa Rosada tenía la promesa de los gobernadores de que se sentarían en sus bancas 150 legisladores. Pero todo indicaba que las cosas terminarían siendo distintas. Mario Negri y Elisa Carrió se lo vieron venir y, por eso, durante toda la semana, le reclamaron sin éxito a Marcos Peña y a Mario Quintana que instrumentaran un bono. Pero el Gobierno se negó sistemáticamente a hacerlo. Y sin esa promesa, los apoyos comenzaron a desgranarse.

A la hora de empezar la sesión, el apoyo de los legisladores no llegaba ni a 125 diputados y con mucho esfuerzo se consiguió que el tablero, por unos segundos, marcara 130. Para entonces, sin embargo, el Frente para la Victoria ya había sabido explotar la debilidad y montó un show al que se sumó el Frente Renovador. Dominaron la calle, ni unos ni otros se sentaron en las bancas y los diputados del FR fueron tan enfáticos como los kirchneristas a la hora de criticar al oficialismo. ¿Volverá a haber desórdenes en la calle o en el recinto? Nadie puede garantizarlo.

Pero todo indica que esta vez el debate sí comenzará. En efecto, ¿cuántos diputados se sentarán a la hora de dar quorum? Si a los 108 de Cambiemos se le suman unos 25 de los 35 que integran Argentina Federal y algunos monobloques y los que reportan a Martín Lousteau, el número debería rondar los 145.

El desafío, en ese punto, no es sólo numérico: Mauricio Macri debe probar que tiene capacidad no sólo de negociar con los gobernadores, sino también de liderarlos detrás de un acuerdo político y de un objetivo común. Y los gobernadores deben probar que, pese a haber salido dañados de la elección de octubre, tienen fuerza para imponerse sobre sus diputados provinciales.

El bono de 750 pesos, que cobrarán los jubilados que perciben haberes menores a 10.000 pesos, desde un punto de vista jurídico cierra un poco la puerta para eventuales demandas judiciales: en efecto, el resultado de aplicar la fórmula actual y la futura deja una brecha que le provoca una pérdida al jubilado y el bono repone parcialmente la brecha.

Pero, desde el punto vista político, el bono funciona como un puente para que el oficialismo consiga un quórum holgado: con 140 diputados sentados en sus bancas, es muy difícil que el kirchnerismo y el masismo puedan impedir el inicio del debate. Habrá sí insultos, chicanas, pero todo indica, por ahora, que la jornada se desarrollará con más normalidad y que, al final del día, el proyecto se convertirá en ley. Luego, sí, se vendrá el paro de la CGT y miles de demandas.

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