Leonardo Fariña sigue preso y sus perspectivas no son nada alentadoras. La Justicia rechazó todos los pedidos de libertad de su defensa y enfrentará un juicio oral.

Ayer, el expediente de evasión fiscal por el que está en prisión fue elevado al Tribunal Federal N° 1 de La Plata, que tendrá a su cargo el juicio por "evasión agravada".

A Fariña, el hombre que confesó haber sido valijero del empresario kirchnerista Lázaro Báez y después lo negó, lo juzgarán por la compra de un campo en Mendoza. La estancia se llama El Carrizalejo. Fariña la compró con cinco millones de dólares en efectivo y dijo haberla vendido por 1,8 millones de pesos en una operación donde el escribano no vio la entrega del dinero. La primera versión de Fariña fue que la compra se la había "encomendado" Báez. Después se desdijo.

La elevación a juicio del caso fue dispuesta ayer por el juez Ernesto Kreplak, ex funcionario kirchnerista del Ministerio de Justicia y titular del Juzgado Federal N° 3 de La Plata desde hace un mes. Kreplak no tenía mucho por decidir: la fiscalía y la querella habían pedido la elevación y la defensa dejó pasar el plazo que le daba la ley para oponerse. No bien el expediente quedó en condiciones de ser elevado, Kreplak lo mandó a sorteo. Ayer se definió el tribunal, que estará integrado por los jueces Carlos Rozanski, Germán Castelli y Cesar Álvarez.

Fariña está procesado por los delitos de "evasión agravada" (lo acusan de una evasión de 28 millones de pesos) e "insolvencia fiscal fraudulenta agravada". La Cámara Federal platense confirmó hace un año ese procesamiento.

No obstante, la parte de la causa relativa a la "insolvencia fraudulenta" no integró el elevamiento. Eso se seguirá investigando, por ahora, en el juzgado de Kreplak.

EN PRISIÓN

Fariña está preso desde hace un año y tres meses. El juez anterior de la causa, Alberto Recondo, se negó a dejarlo en libertad por el riesgo de que se diera a la fuga o intentara destruir elementos de prueba. La primera de todas las denegatorias se fundamentó en que Fariña había fijado domicilio en un lujoso hotel de Palermo y eso permitía inferir que no registraba una residencia fija en el país. También fueron considerados argumentos en su contra los numerosos viajes al exterior y la notoria capacidad financiera que Fariña ostentaba.

El mes pasado, cuando le rechazaron el último planteo para dejar la cárcel, habló desde la prisión con un programa de televisión y dijo que estaba tranquilo con la decisión judicial. "Faltaría una novia, pero no hay", dijo. Contó además que estaba estudiando. "Estoy preso, otra no me queda. Estudio derecho económico para entender mi causa, lo hago informalmente", relató.

Según dijo entonces, sus días en la cárcel son "retranquilos".

"No pasa nada", contó. Dijo que para mantenerse ocupado había construido una parrilla "entre todo el módulo, para estar todos mejor". Además, afirmó que era el DT del equipo de fútbol de la cárcel.

Mientras tanto, en paralelo con la causa que lo llevará ahora al banquillo, Fariña tiene otro expediente abierto en su contra en la justicia federal porteña. Allí, el juez Sebastián Casanello lo investiga por su presunto rol de valijero de Báez y ya lo procesó por lavado de dinero.

En ese caso declaró por última vez el mes pasado, antes de la feria judicial. Entonces, el panorama que le presentó a la Justicia no era el mismo que contó por televisión: dijo que tenía problemas psíquicos de "ansiedad". Con este argumento, Fariña pretendía postergar su indagatoria. El juez ordenó entonces que un médico lo revisara. El médico lo encontró bien y Fariña fue trasladado a Tribunales. (La Nación)