Tras ocho días de una polémica estada en ese opulento pueblo de la Costa Azul, el monarca partió anteayer hacia Marruecos, donde espera terminar sus vacaciones en climas más clementes.

La mitad o dos tercios de los mil cortesanos sauditas que se habían instalado en los hoteles más exclusivos de Cannes para pasar un mes partieron al mismo tiempo que el monarca, provocando la consternación de los comerciantes locales, que, desde el 25 de julio, habían comenzado a registrar ingresos exorbitantes.

Nadie sabía hasta ayer si Salman regresará antes de que termine el verano a su lujosa mansión de Golfe Juan, en la comuna de Vallauris. Inicialmente, la embajada saudita había indicado que el soberano permanecería en Francia entre el 20 de julio y el 20 de agosto. Pero los organizadores de ese viaje probablemente no hayan tenido en cuenta el espíritu de resistencia de los franceses.

El escándalo había comenzado varias semanas antes, cuando los residentes descubrieron que la playa que bordea el célebre Château de l'Horizon, propiedad del rey, sería cerrada durante la estada por razones de seguridad. En pocos días, una petición que hicieron circular por Internet los vecinos rebeldes recogió más de 150.000 firmas.

"Porque uno es rico y poderoso, no puede permitirse todo", resumió el consejero municipal de oposición Jean-Noel Falcou, instigador de la protesta. "En Francia, las playas son públicas", recordó.

Si bien nada indica que el rey haya decidido partir por esa razón, los allegados al monarca habían manifestado claramente su disgusto ante "la desagradable acogida reservada a su majestad".

Aunque no hubo comentarios oficiales, el peor dolor de cabeza deben tenerlo en este momento los equipos de la cancillería francesa. En su política de acercamiento con la monarquía wahabita, el presidente François Hollande regresó recientemente de Arabia Saudita con promesas de contratos por valor de 40.000 millones de euros que ahora corren el riesgo de esfumarse..(La Nación)